La lucha por la liberación de la mujer
no entiende de fronteras. Por desgracia, esta presente en cada rincón
del planeta, resultado de siglos y siglos de subyugación alienante
bajo el gran yugo del patriarcado en sus diferentes formatos
sociales. Sin embargo, es el territorio mexicano un lugar asolado por
esta lacra y que cuenta con uno de los historiales de opresión y
atropellos para contra la mujer más aberrantes de nuestro tiempo.
Más allá de los números y estadísticas oficiales ,
abrumadoramente deleznables por otro lado (5 mujeres asesinadas cada
día), esta la sensación de saberse en ese papel secundario, da
igual el contexto. Por eso, resulta necesario remarcar y dar valor a
las importantes muestras de liberación colectiva que ha vivido la
lucha de la mujer en estos últimos años. Si bien las víctimas
siguen cayendo, cada vez son más comunes las muestras de
transgresión ante esta situación.
La lucha organizada de la mujer en el
territorio mexicano tiene en los años 70 un momento clave cuando fue
formado la agrupación MAS (Mujeres en Acción Solidaria), aunque ya
durante todo el s. XX fueron múltiples las apariciones e intentos de
crear una red combativa que se enfrentara a la desigualdad familiar,
social y política sufrida por las mujeres mexicanas. En los 80 se
crea el MLM (Movimiento de Liberación de la Mujer) y se sigue
avanzando aunque con una gran reticencia de una parte importante de
la sociedad y del aparato estatal. Durante los últimos treinta años
los devenires y éxitos han sido cuestionados y dependiendo a quién
se pregunte la respuesta será una u otra. Lo que queda claro es que
las reivindicaciones siguen estando ahí y continuan siendo las
mismas: igualdad en el salario para un mismo puesto de trabajo,
exigencia de parar la violencia y maltrato hacia las mujeres y el
derecho al aborto. Cuestiones que, como vemos, son las mismas que en
España y que en la mayoría de países del mundo. Un mundo ordenado
por hombres y en el que parece que la mujer solo tiene cabida si
acepta los valores y consignas del sistema capitalista, un modelo
creado y fundado por hombres y por escuelas de pensamiento dominadas
por estos. En este sentido, la aparición del EZLN también supuso un
empujón importante para la lucha feminista. En esa reclamación y
visibilización de “Los Otros y Otras” tenían su espacio
particular las demandas de la mujer como exponente principal de la
pobreza, la falta de acceso a servicios como la educación o la salud
o la falta de presencia en los roles de poder a todos los niveles.
Ese nuevo feminismo indígena ayudó no solo a ayudar a cambiar las
prácticas y costumbres de numerosas comunidades y pueblos sino
también a ser un faro para otras mujeres mexicanas que
sensibilizaron con la propuesta neozapatista articulada en la Ley
Revolucionaria de Mujeres de 1994. Así, “El
despertar zapatista es también el despertar de una conciencia
femenil indígena que pone en tensión la relación entre lo
tradicional y el cambio… El trabajo que las mujeres indígenas en
varios sitios del país habían venido realizando de manera aislada
respecto a derechos y equidad, vino a impulsarse, consolidarse y
fortalecerse con la presencia y lucha de mujeres dentro del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional EZLN” (Millán,
1996:166).
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Marcha liderada por mujeres en Chipas |
Se podría decir que, en definitiva, la lucha del feminismo
indigenista aporta una nueva revisión al poner en la misma
importancia su condición de mujer y de indigena, en cuanto a
características que comportan una cierta desigualdad negativa en sus
realidades. De este modo, realizan una crítica constructiva en la
que señalan al patriarcado de sus culturas indigenas y al racismo y
marginación al que estas son sometidas por el Estado. Este aspecto
también fue uno de los que más me llamo la atención en el
levantamiento de Oaxaca de 2006 en el que miles de mujeres se
rebelaron, dando un paso al frente desde sus casas hasta las
asambleas populares y las tomas de edificios. La imagen de la señora
tirando el trapo al suelo y la comida en la olla y saliendo a la
calle, a la barricada. Sin embargo, la escalada de violencia y
opresión continúan, y no solo en la “famosa” Ciudad Juarez.
Manifestación "Justicia para Itzel" San Crsitobal de las Casas |
En San Cristóbal de las Casas fuimos
testigos de una de esas muestras. Otra joven, de 17 años, había
sido violada y descuartizada en el barrio del cerro. Ese mismo lugar
que me había enamorado unos días atrás tenía ahora otra piel que
descubrir. Ese tipo de cuestiones normalmente pasa desapercibida para
el que pasa por allí en lugar de empaparse en el
barro. La verdad que fue emocionante recorrer junto a la familia de
Itzel las calles de su ciudad reclamando justicia, pero también
dando un paso al frente, diciendo que aquí están las mujeres de San
Cristóbal presentes y conscientes de que es hora de rebelarse en las
casas, en las calles, en las plazas. Y en las comunidades y pueblos
indígenas. Aún queda un gran camino que recorrer, pero quizás será
México un lugar fundamental en esta cuestión, precisamente por el
peso y el lastre que ha supuesto y supone la desigualdad y violenciaq hacia la mujer.
Más info:
http://mujeresylasextaorg.wordpress.com/2007/08/08/mujeres-indigenas-y-feminismo/
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