lunes, 10 de septiembre de 2012

EL FEMINICIDIO INSTITUCIONALIZADO EN MÉXICO. Una cuestión global, una lacra particular.

La lucha por la liberación de la mujer no entiende de fronteras. Por desgracia, esta presente en cada rincón del planeta, resultado de siglos y siglos de subyugación alienante bajo el gran yugo del patriarcado en sus diferentes formatos sociales. Sin embargo, es el territorio mexicano un lugar asolado por esta lacra y que cuenta con uno de los historiales de opresión y atropellos para contra la mujer más aberrantes de nuestro tiempo. Más allá de los números y estadísticas oficiales , abrumadoramente deleznables por otro lado (5 mujeres asesinadas cada día), esta la sensación de saberse en ese papel secundario, da igual el contexto. Por eso, resulta necesario remarcar y dar valor a las importantes muestras de liberación colectiva que ha vivido la lucha de la mujer en estos últimos años. Si bien las víctimas siguen cayendo, cada vez son más comunes las muestras de transgresión ante esta situación.

La lucha organizada de la mujer en el territorio mexicano tiene en los años 70 un momento clave cuando fue formado la agrupación MAS (Mujeres en Acción Solidaria), aunque ya durante todo el s. XX fueron múltiples las apariciones e intentos de crear una red combativa que se enfrentara a la desigualdad familiar, social y política sufrida por las mujeres mexicanas. En los 80 se crea el MLM (Movimiento de Liberación de la Mujer) y se sigue avanzando aunque con una gran reticencia de una parte importante de la sociedad y del aparato estatal. Durante los últimos treinta años los devenires y éxitos han sido cuestionados y dependiendo a quién se pregunte la respuesta será una u otra. Lo que queda claro es que las reivindicaciones siguen estando ahí y continuan siendo las mismas: igualdad en el salario para un mismo puesto de trabajo, exigencia de parar la violencia y maltrato hacia las mujeres y el derecho al aborto. Cuestiones que, como vemos, son las mismas que en España y que en la mayoría de países del mundo. Un mundo ordenado por hombres y en el que parece que la mujer solo tiene cabida si acepta los valores y consignas del sistema capitalista, un modelo creado y fundado por hombres y por escuelas de pensamiento dominadas por estos. En este sentido, la aparición del EZLN también supuso un empujón importante para la lucha feminista. En esa reclamación y visibilización de “Los Otros y Otras” tenían su espacio particular las demandas de la mujer como exponente principal de la pobreza, la falta de acceso a servicios como la educación o la salud o la falta de presencia en los roles de poder a todos los niveles. Ese nuevo feminismo indígena ayudó no solo a ayudar a cambiar las prácticas y costumbres de numerosas comunidades y pueblos sino también a ser un faro para otras mujeres mexicanas que sensibilizaron con la propuesta neozapatista articulada en la Ley Revolucionaria de Mujeres de 1994. Así, “El despertar zapatista es también el despertar de una conciencia femenil indígena que pone en tensión la relación entre lo tradicional y el cambio… El trabajo que las mujeres indígenas en varios sitios del país habían venido realizando de manera aislada respecto a derechos y equidad, vino a impulsarse, consolidarse y fortalecerse con la presencia y lucha de mujeres dentro del Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN” (Millán, 1996:166). 

Marcha liderada por mujeres en Chipas
Se podría decir que, en definitiva, la lucha del feminismo indigenista aporta una nueva revisión al poner en la misma importancia su condición de mujer y de indigena, en cuanto a características que comportan una cierta desigualdad negativa en sus realidades. De este modo, realizan una crítica constructiva en la que señalan al patriarcado de sus culturas indigenas y al racismo y marginación al que estas son sometidas por el Estado. Este aspecto también fue uno de los que más me llamo la atención en el levantamiento de Oaxaca de 2006 en el que miles de mujeres se rebelaron, dando un paso al frente desde sus casas hasta las asambleas populares y las tomas de edificios. La imagen de la señora tirando el trapo al suelo y la comida en la olla y saliendo a la calle, a la barricada. Sin embargo, la escalada de violencia y opresión continúan, y no solo en la “famosa” Ciudad Juarez. 


Manifestación "Justicia para Itzel" San Crsitobal de las Casas
En San Cristóbal de las Casas fuimos testigos de una de esas muestras. Otra joven, de 17 años, había sido violada y descuartizada en el barrio del cerro. Ese mismo lugar que me había enamorado unos días atrás tenía ahora otra piel que descubrir. Ese tipo de cuestiones normalmente pasa desapercibida para el que pasa por allí en lugar de empaparse en el barro. La verdad que fue emocionante recorrer junto a la familia de Itzel las calles de su ciudad reclamando justicia, pero también dando un paso al frente, diciendo que aquí están las mujeres de San Cristóbal presentes y conscientes de que es hora de rebelarse en las casas, en las calles, en las plazas. Y en las comunidades y pueblos indígenas. Aún queda un gran camino que recorrer, pero quizás será México un lugar fundamental en esta cuestión, precisamente por el peso y el lastre que ha supuesto y supone la desigualdad y violenciaq hacia la mujer.

Más info:



http://mujeresylasextaorg.wordpress.com/2007/08/08/mujeres-indigenas-y-feminismo/

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