martes, 18 de septiembre de 2012

EL PLAN NORTE EN QUEBEC. Otra vuelta de tuerca del sistema capitalista.


Enmascarado como un proyecto de “desarrollo sostenible”, esa cuña de nueva acepción que tanto gusta dentro del circo democrático, se presentó el año pasado el denominado Plan Norte, un negocio empresarial que pretende explotar las cuencas mineras del norte de la región. Una vasta zona de bosque boreal, ya de por sí sacudido por una deforestación incontrolada, que ve como ahora es amenazada por la gigante Hydro-Quebec. En esta región viven cerca de 150.000 habitantes indígenas de diferentes clanes: Inuits, Cris, Naskapis e Innus; una región de más de 1.000.000 de km2 que representa el 70% del territorio total de Quebec. Es decir, un nuevo ataque de la máquina capitalista empeñada en esquilmar hasta el último rincón del planeta en pos de un supuesto progreso que ya nadie reconoce como tal.

Al igual que en otras partes del globo, la lucha contra este ataque a los recursos del planeta y a las diferentes formas de vida que llevan habitando esa zona desde tiempos ancestrales no se ha hecho esperar. En Montreal fuimos testigos de como se estaban organizando grupos de personas para apoyar la lucha de los pobladores del norte de Quebec en una acción coordinada de resistencia en la que estos grupos acudirían para permanecer en los bosques y bloquear y sabotear el avance del proyecto. Por supuesto, la maquinaria propagandística ha hecho su trabajo y el proyecto ha sido vendido como un paso más en la explotación “necesaria” para mantener un “desarrollo sustentable” puesto que las políticas neoliberales consideran prioritaria la explotación de las zonas mineras, todo esto sin tener en cuenta, por supuesto, las consecuencias a largo plazo para el ecosistema y los pueblos de esta zona. Con la excusa de proteger el 20 % del territorio con la creación de reservas naturales y proyectos de ecoturismo, la élite financiera pretende explotar el 80% restante entregándoselo a Hydro-Quebec y otras empresas mineras. Es decir, solo vale aquello que produce un beneficio económico y que, además, no tiene una consecuencia positiva en los lugareños pues estos beneficios recalan en el ámbito privado. En este sentido cabe destacar que las empresas mineras acostumbran a no pagar los impuestos a los que están obligados, defraudando al fisco, hecho que en Quebec (y el resto de Canadá) supone un insulto pues la población se ve sometida al pago de unos impuestos indirectos exorbitados.


Por otro lado, es muy interesante la respuesta de una de las activistas indígenas ante el ofrecimiento del gobierno de Quebec: “Yo soy Innu, pero no soy propietaria ni vendedora, yo soy una guardiana del territorio”. Y es que la lógica del capitalismo sólo entiende de precios, de beneficios económicos y de extorsión, pero una vez más, el movimiento indígena da muestras de sus valores y prioridades y esta dejando claro que no será fácil comprarles. El reciente cambio en el poder, ante la victoria del Partido Quebequa, presenta un posible cambio de escenario aunque los protagonistas siguen esperando cual será el siguiente paso de la nueva formación. Las espadas están en alto y todo hace prever que el conflicto solo acaba de comenzar.

Más info:



http://rabble.ca/news/2012/04/jean-charests-destructive-plan-nord


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