sábado, 1 de diciembre de 2012

EL GOBIERNO DE CORREA. Una apuesta valiente, a pesar de todo.

 En el anterior artículo me refería a las sombras de un ejecutivo que no ha sabido (ni querido seguramente) hacer suya la bandera del respeto a la naturaleza y el respeto a las comunidades indígenas que siguen defendiendo el derecho a vivir lejos del desarrollismo capitalista. Sin embargo, sería injusto no hablar de las luces; de las numerosas iniciativas que el gobierno de Rafael Correa ha implantado desde su investidura en 2007.

Ecuador vivió su particular pesadilla moderna a partir de los años 70-80, cuando la crisis que acabó desatándose a finales de los 90 comenzó a gestarse. Una combinación de terratenientes y banqueros nacionales, junto con los hombres de negro de las instituciones garantes del terrorismo financiero (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización de Comercio Americano), acabaron con el crecimiento de Ecuador a base de corruptelas y recetas de endeudamiento. En ese contexto es en el que aparece Correa y, con él, un cambio significativo en el rumbo del país. Tras hacer balance de cuentas decide arriesgar y comenzar a plantarle cara a los enemigos del crecimiento: paga la parte de la deuda que considera “justa” a dichos organismos, legisla contra los grandes parásitos nacionales y pone en marcha un conjunto de reformas de corte social muy avanzadas.

Por un lado, Ecuador se convierte en pionero en materia de políticas migratorias, defendiendo el derecho a migrar de toda persona y trabajando en la línea de la ciudadanía universal, siendo el único país hasta la fecha que lo promulga. En este sentido, han sido diversas las ocasiones en que los miembros de su gobierno han defendido dicha decisión en reuniones internacionales y promoviendo pactos con países vecinos como el Perú (país con el que hasta hace bien poco se encontraban enfrentados llegando al absurdo de una guerra a finales de los 90).


Numerosxs niñxs se benefician de las políticas de dependencia
Por otro, y en relación a las personas dependientes, el ejecutivo socialista también desarrolla diferentes medidas con el objetivo de reivindicar los derechos de las mismas. Resulta sintomático que el vicepresidente sea una persona con discapacidad física, hecho que ha permitido hacer visible a un segmento de la población que sufre más que otras las desigualdades sociales características del Sur. De este modo, comienza a invertir dinero en la creación de escuelas, centros y organismos que ayuden a mejorar la situación de estas personas, así como impulsar campañas de concientización entre el conjunto de la población cuidándose muy y mucho del lenguaje utilizado.

En lo que se refiere a políticas de vivienda también Ecuador es hoy un ejemplo. Si bien en algunos casos puede ser criticable la concesión de viviendas protegidas a comunidades indígenas, hecho que ha posibilitado la compra de los terrenos donde estos vivían (y que, por supuesto, albergan fuentes de ingreso apetitosas para la maquina del “progreso”), en general las actuaciones han sido justificadas y, sobre todo, necesarias pues de ellas se han beneficiado numerosas familias en riesgo de exclusión.

Entrevista concedida por Correa a Assange
En cuanto a su postura antiimperialista tampoco se ha quedado corto. Una de las primeras medidas tomadas por su gobierno fue el desmantelamiento de la base militar norteamericana de Manta (en la costa del Pacífico), declarar persona non grata a la embajadora de Estados Unidos y poner en marcha diversas acciones en contra de los intereses del Tío Sam, hablando bien a las claras de las intromisiones históricas de 
los yankees en la historia reciente de Sudamérica. El último capítulo, en relación a la demanda de asilo de Julien Assange (fundador de Wikileaks) resulta clarificador del grado de implicación de Correa en sus posiciones políticas. Ha sido uno de los pocos líderes mundiales que ha respaldado desde el primer momento al perseguido periodista, concediendole una entrevista en exclusiva y mostrando su simpatía por las confidencias contra el gobierno norteamericano realizadas por el sueco. No es de extrañar, por tanto, que el creador de los cables que ha puesto en jaque a medio mundo hay elegido a Ecuador como enlace para tratar de conseguir un asilo político que, a pesar de todo, todavía no llega. Sin embargo, Assange permanece en la embajada ecuatoriana de Londres desde el pasado mes de Junio y todo hace prever que el asilo finalmente será concedido.

Por todo ello, parece claro que estamos ante un gobierno diferente, pues además de impulsar acciones clásicamente populistas, ha sido capaz de articular medidas en terrenos en los que nadie antes había osado inmiscuirse. No resulta extraño, por tanto, que le crezcan los enanos. En especial, es destacable la situación con respecto a los medios de comunicación; medios que en general no han parado de criticar su labor. Y es que resulta que la mayoría de estos entes están en manos de los grandes damnificados “internos” de su denominada revolución ciudadana, y está claro que no van a dar el brazo a torcer. De todos modos, no hay como palpar las sensaciones a pie de calle, y es que Correa está en boca de todos los ecuatorianos para bien o para mal. Y casi siempre es para bien, sobre todo, entre las clases populares que han visto con su llegada, por fin, el verse cumplidas numerosas promesas y reivindicaciones históricas. Las próximas elecciones generales, a celebrarse en febrero de 2013, serán un termómetro importantísimo para saber si Ecuador puede realmente ser un espejo en el que otros países de su entorno puedan fijarse o si por el contrario, la noche neoliberal vuelve a cerrarse bajo los rostros de los ecuatorianos.

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