Este esquema, repetido hasta la saciedad en cualquier país que uno visite en Asia o el centro o sur del continente americano, es el mismo que sirve para explicar cómo puede ser posible que yo, mientras viajo por el desierto de la costa peruana pueda ver miles de hectáreas de un producto como el espárrago que no he visto en ni un solo restaurante o casa de comidas de todo el país, ni siquiera en un mercado de abastos. La respuesta es sencilla: Perú es el primer exportador de espárragos del mundo a pesar de que si le preguntas a una nativa seguramente no tenga idea de lo qué es. Así, tenemos un país empobrecido cuyo gobierno y empresas amigas (peruanas y extranjeras) pretenden lucrarse con el negocio de un producto que sus propios habitantes ni disfrutan ni conocen. Las consecuencias, sin embargo, no se quedan en las ansias de ganar más de unxs pocxs.
El área de la comarca de Ica es la más extensa en cuánto a plantaciones de este producto. Todo sería más o menos normal en términos neoliberales si no fuera porque el absurdo se completa con un dato crucial: Ica esta es medio de un desierto enorme con unos recurso hídricos limitadísimos. Tanto es así que en los últimos 25 años el nivel de las aguas freáticas ha disminuido como ningún otro punto del planeta. A las consecuencias del cambio climático (que son realidades tangibles aunque se empeñen en decirnos lo contrario) se une la explotación de este producto con las necesidades hídricas que esta conlleva dejando como resultado una herencia de sequía y desertificación que ya se hace bien presente. Todas esas hectáreas, pudiendo ser destinadas para cultivo de otros productos demandados por la población peruana, acaban siendo los "yacimientos" de empresas como Mercadona, un autentico ejemplo de cómo una empresa apuesta por la explotación del Sur y por el abandono del campesinado local (en este caso del Estado español) mientras mantiene una de las mejores reputaciones (en cuanto a marca) entre una sociedad que parece no querer ver las evidencias causísticas de las crisis que nos azotan. No sólo es una cuestión de estafas bancarias y robos preprogramados. La crisis (y su mantenimiento en el tiempo) se sienta cada día a la mesa y en decenas de actos que conforman nuestras decisiones respecto al qué, el dónde y el cuánto consumimos.
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Más info:
- http://www.larepublica.pe/columnistas/actualidad-economica-fernando-eguren/el-cultivo-del-esparrago-es-sostenible-02-12-2010
- http://elpais.com/diario/2001/04/30/paisvasco/988659613_850215.html
- http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/09/100916_peru_desierto_esparragos_rg.shtml
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