Hace unos días todas las portadas de
la prensa chilena coincidían en la misma noticia. Una pareja de
ancianos alemanes fueron asaltados y asesinados en la finca que
habitaban por un grupo de nativos de la etnia mapuche. El episodio se
enmarca en la creciente situación de crispación que se vive en la
Araucania, la región al sur de Santiago, la capital de Chile y que
tiene su origen en la usurpación y/o venta irregular de tierras que
se produjo a lo largo del siglo pasado por parte, principalmente, de
extranjeros venidos de Europa. Los nuevos pobladores consiguieron
estos terrenos mediante contratos abusivos, engañando a los antiguos
habitantes gracias a la falta de conocimiento técnico delas
cuestiones legales que amparaban las condiciones de la venta. Esta
circunstancia, unida a la marginación y exhaustiva amenaza hacia las
costumbres y las formas de vida de esta etnia -cuyo destino a ojos
del gobierno chileno pasa por su disneylización
en áreas cercadas y remotas- ha provocado la situación actual de
confrontación y aumento de la violencia.
La campaña
mediática, por su parte, también ha comenzado a remarcar los casos
más extremos de este conflicto; siempre mostrando el lado más
morboso y extremo, sin considerar las causas solapadas, el recorrido
histórico y las diferentes voces protagonistas. Por su parte, la
acción de la Presidencia ha estado dirigida a criminalizar las
reivindicaciones mapuches, desplegando un fuerte contingente
policíaco-militar y amenazando al pueblo mapuche de aplicar la ley
antiterrorista en los procesos de detención y enjuiciamiento. De
esta manera el objetivo parece claro: silenciar las causas del
problema territorial y social en el que vive desde hace siglos la
comunidad indígena del sur de Chile, criminalizar al conjunto del
levantamiento con los episodios más extremos de violencia y,
finalmente, justificar la represión y el encarcelamiento de los
integrantes más activos en los reclamos de la comunidad mapuche.
En mi visita,
apenas sí pude recorrer el extremo norte de la Araucania, pero
rápido pude comprobar la cantidad de casas lujosas situadas en
inmensas fincas con nombres tan poco autóctonos como “My little
Paradise” o “Sweet Dreams”. Más allá de la situación de
legalidad de estos terrenos es incuestionable que la zona vive una
situación de desequilibrio acuciante en el que tres realidades
cohabitan un espacio de manera desigual: los nuevos colonizadores,
los campesinos mestizos y la etnia mapuche. Y parece que, además de
las diferentes condiciones materiales, tampoco existe una
reciprocidad en el trato y la convivencia. Si bien es cierto que la
cultura indígena de esta zona suele caracterizarse por un cierto
aislamiento, la misma consideración podría aplicarse a lxs
extranjerxs que vinieron a lo largo del s.XX y que viven, muchas
veces, encerrados en sus burbujas de opulencia. Si bien estas
características contextuales no justifican la espiral de violencia,
si que explican, en cierta manera, la incapacidad para buscar una
salida cordial a la problemática planteada. Y es aquí dónde el
papel del Estado chileno brilla por su ausencia. La única solución
perdurable pasa por un diálogo abierto sobre las causas y raíces
del conflicto, la revisión de los contratos y una apuesta decidida
por devolver, de alguna manera, los derechos arrebatados a lxs
habitantes ancestrales de estas tierras.
Un último dato
curioso. La mayoría de la gente chilena con la que he comentado este
tema se muestra favorable hacia las reivindicaciones mapuches y
argumentan, por lo general, que estas están justificadas por el
proceso usurpador cometido hace décadas. Esto implica que el aparto
propagandístico no ha conseguido del todo su objetivo y que no hay
excusas, para el gobierno de Piñeira, a la hora de plantear una mesa
de diálogo entre las partes implicadas. El dispositivo militar no
forma parte de la solución. El pueblo mapuche, acostumbrado desde
los tiempos de la invasión española a pelear por sus derechos (lxs
españolxs nunca pudieron conquistar las tierras al otro lado del río
Bio Bio), no se rendirá. Esperemos que no haya que lamentar más
derramamiento de sangre y se haga justicia, tarde, pero justicia.
Más info:
- http://noticias.terra.cl/nacional/dos-muertos-en-incendio-provocado-en-la-zona-del-conflicto-mapuche-en-chile,0307a838c16fb310VgnCLD2000000ec6eb0aRCRD.html
- http://www.lanacion.com.ar/1548992-araucania-violenta-la-otra-cara-del-reclamo-mapuche
- http://www.rebelion.org/docs/74335.pdf
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